viernes, 30 de mayo de 2008

El Toisón de Oro



Don José de Armendáriz

Don José de Armendáriz, marqués de Castelfuerte


(1724-1736) Vigésimo octavo virrey del Perú

El gran collar que luce, el señor de Castelfuerte, es nada menos que el Toisón de Oro, una de las más antiguas preseas de España y posiblemente la más importante entre las europeas. Los reyes de España lo llevan. La orden de este nombre estaba instituida desde antiguo.



De la más fina joyería y valor intrínseco, también constituye preciado símbolo; lo son cada uno de sus hermosos y bien labrados eslabones. Lleva pendiente un cordero, fina representación del vellocino de oro, aquél sueño o quimera de Odiseo más conocido por Ulises, el legendario argonauta, héroe de Homero, vencedor de Troya, marido de la fiel Penélope, padre de Telémaco y dueño de Argos, el viejo y ciego can, único ser que lo reconoció a su vuelta a Itaca.


Había emprendido Ulises la búsqueda de aquel vellocino por el mundo de la antigüedad griega con notable suceso y cuya apasionante narración ha llegado a nuestros días.

No poca cosa podría acaecer para cualquier poseedor un cordero cuya lana de oro creciera conforme se la esquilmara… acaso fuera fiel símbolo del ideal español.
En España, las noticias de la insurrección en el Paraguay, que terminaría con la captura y ejecución en Lima de su líder don José de Antequera caló hondo en la corte y se dispuso que para virrey era necesario enviar a un militar, en reemplazo del prelado virrey que tenía el virreynato del Perú hasta entones, Fray Diego Morcillo, arzobispo de Charcas.

Este había de ser, el marqués de Castelfuerte, don José de Armendáriz, natural de Ribagorza, Navarra, el más notable militar que vino a América del Sur (Mendiburu) y el único entre los virreyes que fue Capitán General, actor, en su época de las más importantes campañas militares del reino. Condecorado por sus hechos de armas con la Cruz de Santiago.

Era el marqués de un temple y carácter notables.

Recibió su nombramiento para el virreinato del Perú, se embarcó para su destino el 31 de diciembre de 1723 y entró en Lima el 14 de mayo de 1724. Gobernó con mano firme hasta el 4 de enero de 1736 fecha que le sucedió el marqués de Villagarcía. A su paso por Panamá tomó severas acciones para desposeer a los ingleses de cualquier pretensión. Desarmó a un navío de aquella nacionalidad que potencialmente se le reputaba corsario. Nada de ingleses con él.

En este preciso punto conviene exponer que la nobleza española, en época de los habsburgos o austrias menores (dinastía que empezó en el S. XVI con Carlos I, quien pasó luego como emperador de Alemania, como Carlos V, hasta el desafortunado Carlos II, apodado el Hechizado, al finalizar el sXVIII que se prolongó con los borbones) en lo fundamental, estaba compuesta de la siguiente forma:

Los primos del rey
Los parientes del rey
Los grandes de España


A ninguna de ellas pertenecía, sin embargo, el marqués.

Bien, luego de esta parrafada de mito, leyenda e historia veamos de repaso la importancia que tuvo el citado representante de la corona en el virreinato del Perú y su dilatada jurisdicción civil, militar y eclesiástica:

Hechos notables:

• Fueron ejecutados en Lima el oidor de la Real Audiencia de Charcas don José de Antequera, y el alguacil Mayor de Asunción don Juan de Mena, lo que había de causar un sonado tumulto en la plaza mayor con los padres franciscanos que abogaban por el perdón del reo condenado a degüello, que el severo militar sofocó con el resultado, además de las ejecuciones anunciadas, de la desgraciada muerte de dos patrocinadores de las víctimas, ambos sacerdotes franciscanos.

• Se abren las dos portadas posteriores de la Catedral, que dan a la calle de Santa Apolonia, patrona de los sacamuelas, ergo dentistas de la época, de allí las tenazas que se muestran amenazantes hasta la fecha en el arco de esa puerta. San Cristóbal lo era la otra.

• Felipe V, después de los 11 años, 7 meses y 21 días de gobierno en el Perú le condecoró con el Toisón de Oro, a su retorno a España.

Las que siguen son las sabrosas notas tomadas de La tradición peruana, Pepe Bandos, de don Ricardo Palma Soriano, por José el nombre de pila del virrey y su profusa emisión de mandatos, órdenes y demás disposiciones que se publicaban en las esquinas de viva voz o en carteles.

D. José de Armendáriz, natural de Ribagorza en Navarra, marqués de Castelfuerte, comendador de Montizón y Chiclana en la orden de Santiago, comandante general del reino de Cerdeña, y ex virrey de Granada en España, reemplazó como virrey del Perú al arzobispo fray Diego Morcillo. Refieren que el mismo día en que tenían lugar las fiestas de la proclamación del hijo de Felipe V, fundador de la dinastía borbónica, una vieja dijo en el atrio de la catedral: «A este que hoy celebran en Lima le están haciendo el entierro en Madrid». El dicho de la vieja cundió rápidamente, y sin que acertemos a explicarnos el porqué, produjo mucha alarma. ¡Embelecos y novelerías populares! o positivo es que seis meses más tarde llegó un navío de Cádiz, confirmando que los funerales de Luis I se habían celebrado el mismo día en que fue proclamado en Lima. ¡Y dirán que no hay brujas!
• Como sucesos notables de la época de este virrey, apuntaremos el desplome de un cerro y una inundación en la provincia de Huaylas, catástrofe que ocasionó más de mil víctimas.
• Un aguacero tan copioso que arruinó la población de Paita.
• La aparición por primera vez del vómito prieto o fiebre amarilla (1730) en la costa del Perú, a bordo del navío que mandaba el general D. Domingo Justiniani.
• La ruina de Concepción de Chile, salvando milagrosamente el obispo Escandón, que después fue arzobispo de Lima.
• La institución llamada de las tres horas y que se ha generalizado ya en el orbe católico.
• La llegada a Lima en 1738 de ejemplares del primer Diccionario de la Academia Española. (Anoto aquí, de colada, que las primeras reglas de ortografía compiladas en el Diccionario de Autoridades se publicaron en 1879)

• La víspera de la ejecución de Antequera y de su alguacil mayor don Juan de Mena hizo publicar su excelencia un bando terrorífico, imponiendo pena de muerte a los que intentasen detener en su camino a la justicia humana. Los más notables personajes de Lima y las comunidades religiosas habían estérilmente intercedido por Antequera. Nuestro virrey era duro de cocer.
• A las diez de la mañana del 8 de julio de 1731, Antequera sobre una mula negra y escoltado por cien soldados de caballería penetró en la plaza Mayor. Hallábase cerca del patíbulo cuando un fraile exclamó: «¡Perdón!», grito que fue repetido por el pueblo. -¿Perdón dijiste? Pues habrá la de Dios es Cristo. Mi bando es bando y no papel de Cataluña que se vende en el estanco -pensó el de Castelfuerte-. ¡Santiago y cierra España! La infantería hizo fuego en todas direcciones. El mismo virrey, con un piquete de caballería, dio una vigorosa carga por la calle del Arzobispo, sin parar mientes en el guardián y comunidad de franciscanos que por ella venían. El pueblo se defendió lanzando sobre la tropa lágrimas de San Pedro, vulgo piedras. Hubo frailes muertos, muchachos ahogados, mujeres con soponcio, populacho aporreado, perros despanzurrados y, en fin, todos los accidentes fatales anexos a desbarajuste tal. Pero el bando fue bando. ¡O somos o no somos! Siga su curso la procesión, y vamos con otros bandos.
• Los frailes agustinos se dividieron en dos partidos para la elección de prior. El primer día de capítulo ocurrieron graves desórdenes en el convento, con no poca alarma del vecindario. Al siguiente se publicó un bando aconsejando a los vecinos que desechasen todo recelo, pues vivo y sano estaba su excelencia para hacer entrar en vereda a los reverendos. Los agustinos no se dieron por notificados, y el escándalo se repitió. Diríase que la cosa pasaba en estos asendereados tiempos, y que se trataba de la elección de presidente de la república en los tabladillos de las parroquias. Véase, pues, que también en la época colonial se aderezaban pasteles eleccionarios. Pido que conste el hecho (estilo parlamentario) y adelante con la cruz. Su excelencia, con buena escolta, penetró en el convento. Los frailes se encerraron en la sala capitular. El virrey hizo echar por tierra la puerta, obligó a los religiosos a elegir un tercero, y tomando presos a los dos pretendientes, promovedores del tumulto, los remitió a España sin más fórmula ni proceso.
• Escenas casi idénticas tuvieron lugar, a poco, en el monasterio de la Encarnación. La madre Nieves y la madre Cuevas se disputaban el cetro abacial. Si los frailes se habían tirado los trastos a la cabeza, las aristocráticas canonesas no anduvieron mezquinas en araños. En la calle, el pueblo se arremolinaba, y las mulatas del convento, que podían no tener voto, pero que probaban tener voz, se desgañitaban desde la portería, gritando según sus afecciones: «¡Víctor la madre Cuevas!» o «¡Víctor la madre Nieves!». Este barrullópolis reclamaba bando. Era imposible pasarse sin él. Repitiéndose el bochinche, entró tropa en el convento, y la madre Nieves y sus principales secuaces fueron trasladadas a otros monasterios. Esto se llama cortar por lo sano y ahogar en germen la guerra civil.
Resulta importante añadir que la provincia del Paraguay que respondía a la Audiencia de Charcas y consecuentemente al Virreynato de Lima, por su lejanía, la riqueza de su suelo, especialmente hierba mate y el hecho que las autoridades bastante relajadas en su imperio de tales, había criado hombres de libre albedrío y costumbre lejanos a la aceptación de cualquier autoridad. En semejantes condiciones el caldo de cultivo frente al primer atisbo de sujeción produjo movimientos armados en dos momentos importantes, que la historia denomina revoluciones.

Una de ellas, la primera, fue la que asoló la región y por largos años con Antequera a la cabeza.

Los jesuitas quienes habían logrado, para envidia de propios y extraños, una convivencia pacífica e industriosa con los naturales, colocándose al servicio de aquellos -todo lo contrario a lo acostumbrado, gracias a su fructífera tarea en las misiones- fueron blanco directo de Antequera. En este asunto los frailes franciscanos de la comarca habían prestado su apoyo al insurrecto, claro está que formando parte de los muchos que veían a los padres jesuitas con malos ojos.

A esto súmense las pretensiones territoriales de los portugueses del Brasil y las de conquista de la taimada Inglaterra.

Igualmente, movimientos armados de indígenas y mestizos en gran número se levantaron en Cochabamba, en el Alto Perú, movidos por el abuso de los corregidores y por asuntos de paga a los mitayos que extraían las riquezas que los virreyes cuidaban llegasen a España en la cantidad y con las seguridades del caso. Menuda tarea.

Castelfuerte, adecuadamente escogido cumplió su papel, puso celo y bastante orden en el vasto reino; producido su relevo regresó a España, fue nombrado Capitán General y recibió el Toisón de Oro. No era para menos.

Falleció en Madrid en 1740.






Fuentes

Historia General del Perú. Virreinato
RP Rubén Vargas Ugarte S.J.

Sobre los Grandes de España

http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/00363818779947406317857/027931_0001.pdf http://grandesp.org.uk/historia/historia.htm

Sobre el Toisón de Oro

http://es.wikipedia.org/wiki/Tois%C3%B3n_de_Oro
http://www.escriptorium.com/articulos/el-toison-de-oro/
Sobre Virreyes del Perú
http://lsiabala-almanzur.blogspot.com/2006/12/virreyes-del-per.html

Efigie del marqués, Wikipedia

domingo, 25 de mayo de 2008

El año que se enfrió el planeta

 

VOLCÁN HUAYNAPUTINA

Fuente: La Opinión de Tenerife. 24 de abril, 2008. Dice esta crónica:


Una gran erupción volcánica en Perú en 1600 
provocó una bajada de temperaturas en todo el mundo


NOTICIAS RELACIONADAS

La otra cara de Hawai. Ciencia y Tecnología La histórica erupción que en el año 1600 se produjo en el volcán Huaynaputina, en el entonces virreinato del Perú, provocó un impacto global en la civilización, con una alteración temporal del clima que ocasionó retrasos y mermas en las cosechas en Asia, Europa y América, además de una gran hambruna en Rusia. Así lo considera un nuevo estudio realizado por expertos de la UC Davis, uno de los diez campus que integran la Universidad de California. OTR/PRESS Esta erupción es conocida por los científicos por haber eyectado gran cantidad de sulfuro a la atmósfera. Paralelamente, tres estudios diferentes han mostrado que el año inmediatamente posterior, 1601, fue excepcionalmente frío, pero no se habían documentado hasta ahora sus efectos. “Sabíamos que hubo una gran erupción, que fue un año frío, pero eso era todo”, declaró Ken Verosub, profesor de Geología de esta universidad.

El sulfuro reacciona con el agua en el aire formando gotitas de ácido sulfúrico, que en grandes cantidades provocan en la atmósfera un enfriamiento al reducir la cantidad de luz solar que alcanza la superficie. Pero estas gotitas terminan disipándose y su efecto sólo se prolonga durante alrededor de un año.

Verosub y su equipo combinaron registros históricos de la época tanto de Europa, como de China y Japón, axial como de las colonias americanas de España y Portugal y de Filipinas, para buscar información sobre cambios en agricultura, el clima y también hallar consecuencias sociopolíticas.

LA HAMBRUNA QUE DERROCO AL ZAR BORIS I

Pues bien. En Rusia, el bienio 1601-1603 provocó la peor hambruna en la historia del país, hasta el punto de que el zar reinante, Boris I, terminó siendo derrocado. Los registros en Suiza, Lituania y Estonia inician inviernos excepcionalmente fríos entre 1600 y 1602; en Francia la cosecha de vino de 1601 se retrasó, y la producción en Alemania se vino abajo, al igual que en el Perú. En China, los árboles florecieron demasiado tarde, y en Japón el Lago Suwa se heló en invierno antes que nunca en un periodo de 500 años.

“Hasta cierto punto, no podemos probar que el volcán fuese responsable de todo esto. Pero sí hemos constatado que 1601 fue un año llamativamente frío en conexión con ese evento”, según declaraciones de este científico recogidas por otr/press en la Web de la UC Davis.

Entre otras erupciones similares que podrían haber afectado de forma a la vida humana en todo el planeta destacan la del Tambora en Indonesia en 1815, cuya secuela en la agricultura europea ha quedado muy documentada. Verosub estima que una erupción volcánica de esta magnitud puede producirse cada 200 años aproximadamente, lo que aumenta la posibilidad de pueda reproducirse en la primera mitad de este siglo.

Hasta aquí la crónica española.

Ubicación y datos históricos del volcán

Perú, Departamento de Moquegua, provincia de General Sánchez Cerro, Cap. Omate.


Durante la colonia fue un partido o subdelegación de la Intendencia de Arequipa que comprendía en su integridad el Cercado de Arequipa, Arica, Moquegua, Camaná, Collaguas o Caylloma, Condesuyos de Arequipa, Tarapacá e Iquique-Pisagua.


 
MAPA DE MOQUEGUA EN 1865


Otra fuente:

A 30 kms. al sur del volcán Ubinas se encuentra el Huaynaputina -llamado también Omate, Quinistaquillas, Chiquimote, Chequepuquina o Morro Putina (anotación esta última del compilador).

Se ubica a 16º 35' de latitud Sur y 70º 52' de longitud Oeste. Su altitud actual es de 4,800 msnm, con un semicono de 200 a 500 metros de elevación.

Ambos volcanes están a la margen derecha del curso alto del río Tambo (cuya cuenca cubre territorios del Oeste de Puno, el Norte de Moquegua, y el Sur de Arequipa), y forman parte de la cadena de “Volcanes de los Andes Centrales” (El segmento de la Cordillera de los Andes entre los 14º y 28º de latitud Sur, que corresponde a la Cordillera Occidental del Sur del Perú y a la zona fronteriza de Bolivia, Norte de Chile y Noroeste de Argentina)

Entre geólogos y vulcanólogos la erupción del Huaynaputina, ocurrida a lo largo de casi dos semanas entre el sábado 19 de febrero y el jueves 2 de marzo del año 1600, es considerada la más violenta que haya sido registrada en el área andina desde el siglo XVI. Ya que la zona -entonces como ahora era relativamente aislada, la información histórica disponible proviene de la ciudad española más cercana al volcán: Arequipa.


El proceso comenzó con una serie de temblores previos, progresivamente más fuertes, iniciados hacia el lunes 14 de febrero y, luego de la primera erupción, percibida no sólo por la formación de nubes de humo volcánico, que oscurecieron la atmósfera e impidieron ver el sol en las horas diurnas por dos semanas y la abundante caída de ceniza que cubrió la ciudad y los campos, sino por el estremecedor ruido de las explosiones volcánicas; los últimos remezones y caídas de cenizas habrían llegado hasta el miércoles 15 de marzo siguiente.

La erupción del 19 de febrero debió romper la cúspide, mientras que la del 2 de marzo debió ser una erupción lateral, que dejó el cráter del volcán en su estado actual: un semicírculo al Oeste y una zona abierta el Este, que cae casi perpendicularmente a un cañón que baja unos 2,000 metros hasta el río Tambo. Fue aproximadamente un mes de intensa actividad volcánica en el Sur Andino, incluyendo el Altiplano del Titicaca.

Un sacerdote jesuita, escribiendo desde Arequipa el viernes 3 de marzo, informaba:

“La causa de tan grande tribulación a sido aver rebentado un bolcán del pueblo de Omate que dista de aquí diez y ocho leguas; sábese que a sido de grandíssimos fuegos y piedras con lo qual se an undido y asolado cinco o seis pueblos que están en su cirqüito. Ase dicho por cosa cierta que en doze días y más a sido siempre en aquel paraje noche obscuríssima (...); dízese que en el pueblo de Omate, que es junto al mismo bolcán quatro leguas distante, an caído piedras de cinco y siete libras y que an perecido asta sesenta personas del dicho pueblo, quedando las cassas dél sepultadas en la arena y ceniza. De los demás pueblos comarcanos al dicho bolcán no se sabe cosa cierta”.

Y, sobre el alcance de los efectos de la erupción, añadía:

“nueva a llegado que cunde la ceniza por la parte del Collao asta Chungara [La Raya-Santa Rosa] y Chuqüito, y por la parte de la costa donde mayores daños a hecho entre más de quarenta leguas (...). Después de todo esto huvo nueva cierta que la ceniza avía llegado asta la ciudad de Chuquisaca [hoy Sucre, Bolivia], que está de Arequipa hazia el otro polo, más de ciento y treinta leguas, y que allá se havían oído también aquellos temerosos sonidos (...); en Juli y Chuquiabo [La Paz] y la demás tierra intermedia cayó también la ceniza y se oyeron los sonidos a manera de piezas gruesas de hartillería“.

El Virrey don Luis de Velasco, escribiendo del Callao el lunes 8 de mayo, decía:

“A los 19, 20, 21 de Hebrero [= febrero] se oyeron disparar por la costa arriva [al Sur] donde estava la armada esperando los enemigos [corsarios holandeses] y todos afirmaron que heran [disparos] de artillería y que devían de estar peleando con ellos, que causó mucho contento, (...) y a los 5 de Marzo tuve aviso de cómo en las provincias de Camaná y sus valles havía caído y llovido tanta ceniza que casi cegava la gente y que no se v[e]ían unos a otros con la oscuridad grande que hacía y se oyeron tantos tiros en distancia de 90 y 100 leguas de costa arriva [al Sur] y abajo [al Norte] en mismo tiempo, que ha causado mucha admiración”.

El fraile carmelita Vázquez de Espinosa, quien visitó la región en 1618, escribió:

“cuando reventó el volcán que estaba en la provincia de los Ubinas 12 leguas de la mar río arriba, que era un cerro pequeño que estaba en medio de una sierra el año de 1600 arrojó de sí tanto fuego y ceniza que alcanzó la ceniza más de 200 leguas por todas partes, y cayó en los navíos que navegaban por la mar; al presente hay mucha ceniza a cabo de tanto tiempo por espacio de más de 150 leguas como la vi cuando caminé por aquellos llanos”.

Y cuenta que en Arequipa:

“me certificaron que cuando reventó el volcán causó tan gran temblor en aquella tierra que asoló muchas casas e hizo notables daños, y con los temblores (...) y la espesura de la ceniza hecha fuego, que llovía, les parecía que era ya llegado el fin del mundo y juicio final”.

En 1615 el cronista indio Guamán Poma afirmaba:

“Le fue castigado por Dios cómo rreuentó el bolcán y sallió fuego y se asomó los malos espíritus y salió una llamarada y humo de senisa y arena y cubrió toda la ciudad [de Arequipa] y su comarca adonde se murieron mucha gente y se perdió todas las uiñas y agiales y sementeras. Escurició treynta días y treynta noches. Y ubo proceción y penitencia y salió la Uirgen María todo cubierto de luto y ancí estancó y fue seruido Dios y su madre la Uirgen María. Aplacó y [a]pareció el sol pero se perdió todas las haziendas de los ualles de Maxi [Majes]. Con la senisa y pistelencial de ella se murieron bestias y ganados”.

Al dibujar Guamán Poma la ciudad de Arequipa y la villa de Arica, ambas aparecen cubiertas de nubes, con lluvia de cenizas y una procesión en la plaza principal.

El jesuita Cobo, escribiendo en 1653, indica:

“no se cogió en los seis años siguientes gota de vino”, el principal producto comercial arequipeño de la época. Sin embargo, ya para 1618 el carmelita Vázquez de Espinosa vió una recuperación de la economía agrícola regional: “ya ha vuelto sobre sí y está tan pingüe y gruesa, como antes”.

El agustino Calancha explicaba en 1638:

“abrasó la ceniça las raízes de las cepas [de vid]; pero si antes davan las sementeras ocho [f]anegas por una, dieron con la ceniça treynta por dos, piedad del castigo, multiplicando el pan lo que quemava al vino la fertilidad de la tierra; fue cobrando fuerças aunque la sugetavan en partes las ceniças, pero poco a poco recobró su fecundidad”.

El ciclo natural se había cumplido y, tras una década, la actividad humana se había más que recuperado luego de la catástrofe del año 1600.

Lima, domingo 25 de marzo de 2007


Época del virreinato


Gobernaba, Don Gaspar de Zúñiga Acevedo y Fonseca, Quinto conde de Monterrey. (1604-1606)




Encontramos interesante el terrible acontecimiento de la naturaleza, que hemos glosado de dos principales fuentes, y oportuna la ocasión, además, para narrar algunos hechos del señor conde de Monterrey, X virrey del Perú, en cuyo breve ejercicio tuvo lugar este notable hecho.

Nació en Monterrey, Galicia. Se educó con los padres jesuitas.

Felipe II lo nombró virrey de la Nueva España, 1595. Sucedió a don Luis de Velasco quien había sido promovido al virreinato del Perú. En setiembre de 1603 quedó enterado de su nombramiento al virreynato del Perú.

Su viaje desde Veracruz hasta el puerto de Paita se hizo en tranquilidad. Permaneció por razones de su precaria salud en dicho puerto del cual zarpó, con rumbo al Callao pero por efectos de un temporal la nave retornó al punto de zarpe donde se dispuso, una veintena de días después hacer el viaje por tierra, recorrido largo y bastante penoso dado lo quebrantado de la salud que traía el regio funcionario gallego.

Finalmente, hizo su tan esperada entrada en Lima, el 28 de noviembre de 1604 después de más de cinco meses de viaje con descansos prolongados.

Su relación con los naturales, de la muy varia del virreinato de Nueva España, fue ejemplo de prudencia y caridad al extremo que su retiro hizo motivo de congoja muy sentida.

Esta singular conducta la repitió en el Perú donde, desgraciadamente, su permanencia fue breve pues falleció antes de cumplir el tercer año de su gobierno.

• En su ejercicio, se levantó la iglesia de la Soledad, primera sede de los padres franciscanos en Lima quienes posteriormente erigirían la contigua y monumental Iglesia de San Francisco, cuya portada en piedra gris, se reputa como la mejor de estilo barroco de América.




• Diego de Padilla, fundó en 1604 la ciudad de Oruro.

• Se erigen los obispados de Santa Cruz de la Sierra y de la Paz, en el Alto Perú.

• El arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo, funda, en 1605, el monasterio de Santa Clara en Lima.

• Como consecuencia de su decisión se organiza en 1607 el Tribunal y Audiencia Real de Cuentas y Particiones, también conocido como Tribunal Mayor de Cuentas.

• El crecimiento de las ciudades de Lima, Cusco y Potosí dieron preponderancia a las artes manuales que empezaron ha producir mayor mercadería para la vida ordinaria y también fina artesanía como objetos de lujo, por todo lo cual los gremios adquieren importancia; se organizan aprendices a la cabeza de un experto o maestro artesano. Asocian su organización a determinada iglesia o capilla y de allí aparecen muchas de las cofradías, que han llegado hasta nuestros días.

Para el ejercicio del conde de Monterrey, se legisla respecto a los espaderos, zurrado-res y zapateros, sumándose a lo que habían hecho sus antecesores, en 1594 Dn. García Hurtado de Mendoza, con carniceros, menuderos, pasteleros, mesoneros, cereros, confiteros; en 1604, Dn. Luis de Velasco, que se ocupó de los sederos, entre otros.

• Aún predomina el recuerdo de la violentísima erupción del volcán Huaynaputina, también llamado Omate, o Morro Putina, en febrero de 1600, en plena administración del virrey, Luis de Velasco y Castilla y Mendoza, Marqués de Salinas, cuyos efectos se hicieron conocer en el planeta. Tuvo, entonces, lugar la destrucción de la ciudad de Arequipa en gran proporción.
• En Lima se le conocía al Conde de Monterrey por el Virrey de los milagros (Ricardo Palma) por los muchos y notables que se produjeron durante su presencia en la capital del virreinato.

Al terminar con el producto de sus haberes, destinado invariablemente a obra pía y para socorro de los necesitados, quedó pobre, por lo que a su muerte el 16 de febrero de 1606, se hubieron de procurar los dineros sufragándolos la Audiencia.

La caja mortuoria y ornamentos fueron colocados al lado del altar mayor de la iglesia de San Pedro donde permanecieron hasta mayo de 1607, fecha en que subrepticia-mente sus huesos fueron pasados a una pequeña urna de madera cuidándose devolver a su anterior lugar del altar el primer catafalco y así, en secreto, partieron a España portándolos el padre Messía, designado procurador a Roma y Madrid.

Posteriormente encontró sepultura en la iglesia del colegio de Monterrey, su natal Galicia, institución fundada por él.

Fuentes
Historia General del Perú. Virreinato R. P. Rubén Vargas Ugarte. S. J

Internet



Efigie del Virrey, Wikipedia.

Portada de San Francisco de Lima, foto del autor.